¿Cuál dura más? ¿Cuál es más cómodo? ¿Cuál es más económico? En esta nota, todas las respuestas.

¿Poner los cambios o no poner los cambios? Esa es la cuestión. Si bien parece un dilema de William Shakespeare, es una duda que comparten muchas personas al momento de comprar un auto en el siglo XXI. Por un lado, están los ortodoxos: aquellos que disfrutan sentir el ruido del motor al pisar el embrague, hacer un cambio o una rebaja. Y por el otro, los modernos, quienes consideran que para manejar un auto solo hace falta girar una llave o apretar un botón y no mucho más. En la actualidad, la balanza entre cambio manual y automático evidencia una gran paridad.

• Son más baratos: por su menor costo de fabricación, los autos con caja manual ofrecen un mejor precio de mercado.

• El conductor decide: cómo y cuándo cambiar de marcha, a qué revoluciones o cómo utilizar la caja de cambios para aprovechar el freno del motor serán potestad de quien esté frente al volante. 

• Son más fáciles de arreglar: al no tener tanta electrónica, ante algún desperfecto, cualquier arreglo resulta menos complejo. 

• Mayor precisión: por ejemplo, al subir una pendiente, maniobrar con una caja manual es más confiable.

• El plus de la mística: muchos eligen una caja de cambios manual por la conexión que representa entre el ser humano y el auto.

• Son más incómodas: estar siempre pendiente de lo que ocurre con el motor es uno de los grandes inconvenientes. Si bien los conductores lo tienen asimilado, hay maniobras más complejas que exigen su atención.

• Son más fáciles de romper: por su estructura y mal uso, los embragues de transmisión manual tienen una mayor posibilidad de averiarse. 

• Están camino a la extinción: la irrupción de los coches eléctricos y la conducción autónoma marcan un cambio de época evidente respecto a los autos de tres pedales.

• Son más cómodas: no tener un tercer pedal nos permite enfocarnos únicamente en acelerar, frenar y dirigir el volante mientras el pie izquierdo descansa.

• Son más tecnológicas: la mayoría viene integrada con controles de velocidad inteligentes con función de parada, arranque o sistema de frenado de emergencia.

• Ganan terreno en el mercado: hace un tiempo, un auto con caja automática era sinónimo de alta gama o premium. En la actualidad, muchos autos compactos la traen de fábrica. 

• Algunas tienen modo manual: varios modelos de caja automática incluyen, bajo las siglas S (secuencial) o M (manual), la posibilidad de hacer diferentes tipos de marcha.

• Sin mística: la palanca y el embrague de toda la vida están ausentes. Se pierde el plus personal en el manejo del auto.

• Repararlas es más caro: al incluir más piezas y más electrónica, si debemos pasar por el taller, su arreglo será muy costoso.

• Consumen más: el empuje menos continuo y con interrupciones entre marchas, hace que las cajas automáticas tengan un promedio de consumo más alto.

Una duda recurrente al momento de rendir el examen para obtener la licencia de conducir es si existe alguna diferencia entre hacerlo con un auto con caja manual o uno con caja automática. Si bien es indistinto en casi todas las provincias -se puede hacer con cualquiera de los dos-, desde el 17 de agosto la excepción es la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: allí los conductores pueden elegir con qué tipo de caja rendir el examen. En la página del gobierno porteño, se encuentra publicada la información de cada vehículo para que el conductor ya esté familiarizado con la disposición del tablero y no precise ayuda para cumplir con las exigencias de los examinadores.

Independientemente del modelo de auto, en SANCOR SEGUROS estamos comprometidos para que la comunidad se informe sobre todo lo que tiene que saber al momento de sacar su licencia de conducir. Manejar con conciencia y responsabilidad es un compromiso que todos debemos asumir.